EDITORIALES PERIODICOS NACIONALES.
La nueva Carta Magna en el Día de Duarte
El país estrena hoy su nueva Constitución, fruto de un elocuente consenso político y social como pocas veces se ha visto en los anteriores procesos para enmendarla.
Esta nueva Carta Magna preserva los aspectos esenciales en que se ha fundado el Estado dominicano y añade un conjunto de nuevos derechos que se han ido enraizando en el mundo moderno conforme se producen cambios y retos para el ser humano de este tiempo.
Luego de someterse a un proceso de consultas a nivel nacional y de discutirse a profundidad, con animada participación de distintos sectores en la Asamblea Revisora, el documento que se proclama oficialmente hoy constituye el marco general jurídico, social, económico, moral y conceptual que habrá de regirnos como nación independiente y como sociedad que vive en libertad y democracia.
Algunos sectores no asumen como legítima ni suya esta Constitución porque en ella no figuran, como era su pretensión, la legalización del aborto y las ficciones de “derecho” que permitirían los matrimonios de personas de un mismo sexo, lo cual equivaldría a sesgar nuestra Carta Magna con figuras o tendencias legales “importadas” o veladamente “impuestas” por intereses foráneos que jamás conectan con los nuestros.
De todas maneras, la gravitación de distintas corrientes de opinión alrededor del debate de la reforma constitucional es lo que enriquece el proceso y le confiere al nuevo texto la importante categoría que representa como estatuto de nuestra nación y de nuestra nacionalidad.
Es un orgullo que el país se haya dado esta moderna Constitución como otro paso para robustecer lo que hemos cristalizado hasta ahora del sueño y el anhelo del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, de cuyo natalicio se cumplen hoy 197 años.
Editorial
El año escolar
Con una rapidez que asombra e inquieta, la Federación Nacional de Centros Educativos Privados (Fenacep) se ha opuesto a la modificación del año escolar que, bajo el alegato de aprovechar al máximo la docencia, ha planteado el secretario de Educación. La entidad no deja de estar en lo cierto en algunas de sus observaciones, pero no tanto como para rechazar de plano una propuesta que ni siquiera ha sido elaborada.
Cierto es que en la deficiencia del sistema educativo intervienen múltiples factores, entre los que figuran la formación de los maestros. Sin embargo, también se debe incluir la pérdida de docencia por los muchos días festivos que tienen en el calendario meses como enero y febrero, más Semana Santa y las vacaciones navideñas.
Al plantear la revisión del año escolar el licenciado Melanio Paredes ha pensado en la necesidad de reducir la pérdida de horas de clases como parte de una estrategia para elevar la calidad de la enseñanza. Una iniciativa que no debe rechazarse sin antes discutirse.
Pero la Fenacep, que a veces opera con criterios más comerciales que académicos, estima que antes que el horario se deben abordar factores como la preparación de los profesores, ambientales, los materiales que se utilizan en la enseñanza y el currículo. Y en verdad son elementos que también deben tomarse en cuenta.
Ocurre, sin embargo, que como rectora del sistema educativo la cartera es la que traza las pautas y la que está llamada a velar por la calidad de la enseñanza. Los colegios privados, como en toda democracia, están en pleno derecho de criticar cualquier decisión, como, por ejemplo, la concebida por el titular de la cartera. El desacato es otra cosa.
Si Educación decide modificar el año escolar a las entidades privadas, por más en desacuerdo que estén con la medida, no les queda más que someterse al principio de autoridad. Aunque está claro que ninguna medida como la de cambiar de marzo a diciembre el calendario escolar se va a imponer sin previas discusiones.
Que en la mayoría de los países el calendario escolar esté determinado por las condiciones climáticas y socioeconómicas fortalece la idea del secretario de Educación en torno a cambiar el horario. Porque de seguro que casi en ninguna otra nación se pierde tanto tiempo sólo por días festivos como en República Dominicana.
En lo que sí se puede concordar con la entidad que agrupa a los colegios privados es en que deben revisarse otros aspectos, entre los que también hay que incluir el dramático conflicto con los libros de texto y los pagos adicionales para actividades que no forman parte de los programas educativos.
AM.-El calendario
La propuesta de Melanio Paredes de cambiar el calendario escolar puede sorprender, pero no es descabellada. Traslada al ámbito de las aulas el debate siempre pendiente de la productividad nacional y por tanto, de la competitividad.
Si este índice es bajo en la enseñanza, no crea el señor Secretario que es mucho mayor en la empresa privada o en la administración pública. Empecemos por contar las miles de horas laborables que se pierden al año por los 20 minutos de retraso con que indefectiblemente empiezan las reuniones, y que se legitiman con el clásico "vamos a esperar unos minutos para dar chance a los que NO han llegado", como si el tiempo de los que SÍ han llegado no mereciera cierto respeto. (Si las empresas tiraran de calculadora...)
O las horas que se pierden en la administración pública, tanto por parte de una legión de empleados sin más aspiraciones que mirar al techo, como por el tiempo malgastado en dichas oficinas por los ciudadanos que caen en sus laberínticas fauces.
El caso de los festivos que han amargado el curso a Don Melanio es más complicado. Se requiere para neutralizarlos de un compromiso individual que no llega por decreto. De entrada, es una incongruencia que haya días tan "solemnes" que ameriten no trabajar pero no tan "importantes" como para respetarles la fecha (¿?). Y sí, se maneja el "puentismo" de una manera que raya en el virtuosismo. Hay verdaderos profesionales del calendario, es todo un arte.
Editorial
Una nueva Constitución
La República Dominicana estrena desde hoy una nueva Constitución que según sus defensores está concebida bajo criterios de Estado moderno y que según sus detractores deja mucho que desear. Sea como fuere, su vigencia y efecto dependerá siempre del respeto y la reverencia que gobernantes y gobernados manifiesten ante sus normas y disposiciones.
La aspiración ha sido que tengamos una Constitución de consenso, basada en una clara definición de lo que pretendamos proyectar como Estado. En la realidad, las discrepancias por su contenido indica que el texto resultante no logra satisfacer esa aspiración. Esto deja intacta la posibilidad de que alguna vez otros intenten modificar nuevamente el texto que estrenamos a partir de esta fecha para acomodarlo, como en otros tiempos, a apetitos grupales, que no nacionales.
Ahora debemos apresurar modificación de todas las leyes que deban ser modificadas para que estén a tono con la nueva Constitución, entre las que hay que citar las leyes orgánicas de las Secretarías de Estado para que asuman la clasificación de Ministerio. Siendo la Constitución un marco normativo general, ninguna ley adjetiva debe apartarse de sus disposiciones. A partir de hoy veremos cuánto puede influir este marco en nuestro porvenir de Estado.
Natalicio de Juan Pablo Duarte
Un día como hoy, hace 197 años, nació el hombre que encausaría su vida en pos de un anhelo independentista para su país, dominado durante 22 años por el ejército haitiano. A estas alturas, todavía estamos cosechando frutos de la hazaña que él encabezara a través de la sociedad secreta La Trinitaria. Lástima que los malos dominicanos de entonces le traicionaran, desterraran y precipitaran su muerte.
A tiempo todavía estamos de pagar a Duarte un tributo por su obra irrepetible para dotarnos de una nacionalidad auténtica y propia. No con flores al pie de su busto; no con loas ni discursos; no con poses hipócritas nacidas del peor histrionismo. Honrar a Duarte es recoger su ejemplo y multiplicarlo mediante la prédica en las escuelas y en la familia. Honrarle es imitar su vida llevando los principios que le adornaban. Honrar a Duarte es trabajar por ser cada vez más independientes en todos los sentidos
Editorial
197 años de Duarte
Este 26 de enero conmemoramos el 197 aniversario del natalicio de Juan Pablo Duarte, la figura señera de la creación de la República Dominicana.
La misma nación que no pudo gobernar nunca. Sólo sus ideas quedaron prendidas y dieron sus frutos, tanto que ha sido el proyecto más importante de los dominicanos. Inconcluso, dicen muchos, queriendo señalar que aquellas ideas quedaron tronchadas por los intereses de los grupos que entonces controlaron el país.
Una nación, si se quiere, siempre es un proyecto inconcluso, en que están pendientes muchos temas. Algunos porque nunca se han cumplido, y otros porque permanentemente hay que estar sobre ellos haciéndolos avanzar hacia mejores niveles.
Juan Pablo Duarte ha sido una figura lejana al interés de los jóvenes de cada generación, quizás porque sus ideas, aunque lograron prender para crear una nación, no lograron gobernar el país. Bien se pudiera considerar a este hombre de carne y hueso lo han endiosado tanto en el plano de la historia que lo han alejado de la realidad. Duarte fue un dirigente político, y, sin embargo, pocas veces es presentado como tal. Su figura se presenta sublimizada como lejos del quehacer cotidiano de la política.
En consecuencia, sus ideas han sido poco promovidas aunque su figura ha servido para muchos justificar su patriotismo ausente de probidad. Así Duarte no ha podido ser una figura referente para las generaciones que se han sucedido después de su paso por la tierra y luego de su obra política para crear la dominicanidad.
Y si de algo está requiriendo el ejercicio del poder y el quehacer político es de probidad, sentido ético y de ideales.
Esta vez su natalicio coincide con la proclamación de nuestra nueva Carta Magna.
Ideario de Duarte
El natalicio de Juan Pablo Duarte, padre fundador de nuestra nacionalidad, debería ser una fecha propicia para que los dirigentes políticos, funcionarios, empresarios y la sociedad civil en general reflexionen sobre los verdaderos fundamentos de nuestra razón de ser como país soberano.
El ejemplo de amor y entrega sin límite ni condiciones a la patria y a la nacionalidad dominicana debe ser emulado por las presentes y futuras generaciones como un estandarte de dignidad y moralidad.
Su desinterés en la búsqueda de títulos y beneficios materiales, sin pasar factura por la contribución prestada a la causa nacional, debe servir de guía a una nueva generación de políticos y de funcionarios para que desarrollen una verdadera vocación de servicio público.
La ocasión es también oportuna para recordar algunos de los pensamientos del patricio en el ideario que nos legó y que a pesar del tiempo transcurrido tienen incluso aplicación en situaciones del presente en la vida nacional: El crimen no prescribe ni queda jamás impune.
El buen dominicano tiene hambre y sed de justicia ha largo tiempo, y si el mundo se la negase, Dios que es la Suma Bondad, sabrá hacérsela cumplida y no muy dilatado; entonces, ¡ay! de los que tuvieron oídos para oír y no oyeron, de los que tuvieron ojos para ver y no vieron.... ¡la Eternidad de nuestra idea! Porque ellos habrán de oír y habrán de ver entonces lo que no hubieran querido oír ni ver jamás.
Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos. Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la Justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos.
Vivir sin patria es lo mismo que vivir sin Honor. Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están muy acordes en estas ideas: destruir la nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la nación entera.
El ejemplo duartiano y su predicamento tienen que ser difundidos con mayor sentido e intensidad, principalmente en la juventud dominicana y no solo en su fecha natalicia.
Reforma constitucional
La nueva Constitución que hoy se proclama
Para que fuera posible la nueva Constitución, se produjo un pacto entre los líderes de los dos principales partidos políticos, Miguel Vargas Maldonado, del PRD, y Leonel Fernández, del PLD
A partir de hoy, Día del Patricio Juan Pablo Duarte, el país tendrá una nueva Constitución. De los anteriores 120 artículos hemos pasado a un texto más extenso, de 277 artículos, más 19 disposiciones transitorias.
La nueva Constitución de la República Dominicana es un texto que viene precedido de uno de los más amplios debates constitucionales conocidos en el país desde el inicio del proceso democrático dominicano en los años sesenta.
El texto constitucional es ambicioso, y contiene sugerencias de diferentes sectores del país, no exclusivamente de los líderes políticos. Para que fuera posible la nueva Constitución, se produjo un pacto entre los líderes de los dos principales partidos políticos, Miguel Vargas Maldonado, del PRD, y Leonel Fernández, del PLD. Este último es, al mismo tiempo, presidente de la República.
Es débil el texto en cuanto al control del clientelismo político y la corrupción. Son dos males que han afectado por mucho tiempo la política dominicana. Era una oportunidad para tratar de aplicar una cura profunda, y no se hizo. Era también una oportunidad para aplicar sanciones más duras a los corruptos, dentro y fuera del aparato burocrático del Estado.
Muchas cosas hubiesen sido posible, como solución, si los asambleístas y los políticos se hubiesen planteado con más seriedad y entereza el cambio de la Ley Fundamental de la República Dominicana. Los pueblos tienen las constituciones que sus políticos son capaces de producir, aceptar y poner en práctica.
La mejor Constitución no es la que tiene más derechos y tiene sus párrafos mejor escritos. La mejor Constitución es la que, contiendo los derechos y ordenamientos fundamentales, todo el mundo respeta y a la que todo el mundo se somete. Y parece ser que la gran tarea pendiente a partir de ahora no es quejarse y criticar lo que resultó del debate, sino hacer respetar el nuevo texto, ponerlo a caminar al unísono del trayecto que lleva la democracia dominicana.
Los principales responsables de hacer de la nueva Constitución el nuevo estatuto imperante e invariable de la sociedad dominicana, hasta que se establezca una nueva cultura jurídica y política, son los gobernantes, en especial los que tienen el compromiso y la misión de cumplir y hacer cumplir la ley.
Editorial
La nueva Constitución
Una vez que haya concluido hoy el acto de proclamación de la nueva Constitución de la República, al Congreso Nacional le espera una tarea tan ardua o mayor que la que termina.
Durante los próximos cuatro meses la mayoría de nuestros congresistas estarán inmersos en la campaña electoral, lo cual inevitablemente implica una reducción de su ritmo de trabajo.
Ojalá que aún en medio de esos avatares puedan avanzar en la aprobación de un paquete de leyes complementarias para el funcionamiento pleno de la Constitución que estamos a punto de estrenar.
Esas leyes y la conformación de nuevas estructuras requerirán de un amplio consenso nacional, en cuya consecución los partidos de la Liberación Dominicana y Revolucionario Dominicano deberán jugar un papel importante.
En torno al proceso que se avecina, hay que tener en cuenta que la Constitución también es de las minorías y evitar que en nombre de la mayoría se cometan injusticias.
En ese sentido pueden considerarse oportunas las palabras pronunciadas anoche por el presidente del Partido Revolucionario Dominicano, Miguel Vargas Maldonado, sobre la importancia de los cambios que entraña la nueva Carta Magna.
Hacemos votos para que nuestras fuerzas políticas actúen en función de su discurso y juntos aprovechemos este nuevo instrumento jurídico para enfrentar nuestros grandes males institucionales, que será la antesala real a la solución de los grandes problemas sociales.
Editorial
Una Fiscalía distinguida y efectiva
La Fiscalía de Santiago obtuvo el premio medalla de oro por su excelente desempeño junto a otras instituciones reconocidas, dentro del certamen a la calidad de la gestión que organiza cada año la Secretaría de Estado de la Administración Pública que encabeza Ramón Ventura Camejo.
Se trata de una actividad derivada de la Ley de la Función Pública y que tiene por objetivo reconocer y distinguir a las instituciones públicas y privadas que logran altos estándares de calidad de su gestión, para una moderna y eficiente administración del Estado basada en el criterio de la meritocracia.
La Fiscalía de Santiago no sólo ha logrado esa distinción por su buen desempeño, sino que ha resuelto una serie de casos criminales que dejan claro la efectividad del trabajo que está llevando a cabo.
Esa buena labor la realiza en coordinación con los demás estamentos de la Justicia, incluyendo la Comandancia Norte de la Policía Nacional.
Consecuencia de esa labor de combate al crimen y la delincuencia, se ha registrado una disminución de la criminalidad en los dos últimos meses en Santiago, lo que evidencia que la impunidad es una condición eficiente que favorece la delincuencia y la criminalidad, y que reducida o eliminada esa condición, se fortalece el orden público y la seguridad ciudadana.
La joven Fiscal de Santiago, Yeni Berenice Reinoso recientemente ha anunciado el inicio de una batida para el reapresamiento de más de mil inculpados de crímenes, en su mayoría ligados al narcotráfico, que fueron favorecidos por decisiones judiciales.
En esa labor la Fiscal debe recibir todo el apoyo de los estamentos judiciales, para que, dentro de las buenas prácticas del proceder legal, esos delincuentes reciban el peso de la Ley y paguen por los crímenes cometidos contra la sociedad y la seguridad ciudadana.
Que el ejemplo de la Fiscal de Santiago sirva de referencia a todo el Ministerio Público y a la Suprema Corte de Justicia, la cual también debería fortalecer las prácticas evaluativas del buen desempeño de sus tantos jueces cuyas sentencias provocan en la sociedad, con frecuencia, airados cuestionamientos.
A propósito del drama haitiano
Haitianos de variada índole reconocen y agradecen la solidaridad y la ayuda dada por los dominicanos.
Algunos medios internacionales quisieron soslayar el gesto humanitario de nuestro país, pero las expresiones de Preval, Obama, la ONU, la Unión Europea y otras voces calificadas y no prejuiciadas, así también lo atestiguan.
El destacado rol desempeñado por el presidente Fernández en esta situación, agregada su sorprendente mediación en el caso Honduras, talvez fue sobreactuada siguiendo la dominicanidad del dominio personal, por lo que pagó un precio inmediato: la caída de la venta de REFIDOMSA.
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